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L-1554 Chalet en venta en Conde Orgaz – Piovera

Comprar

3,850,000€

Referencia:

L-1554

Habitaciones

Baños

Garajes

Área

1060 m2

Parcela

2074 m2

Descripción

Casa de lujo en venta en Conde Orgaz, Madrid

Berkshire Hathaway HomeServices LARVIA les ofrece este fantástico chalet independiente en una parcela única por su ubicación, orografía y orientación de 2074 metros cuadrados en Conde Orgaz. La vivienda consta de 7 dormitorios en una superficie construida de 1060 metros cuadrados.

Ubicado en la parcela más elevada de la zona, tiene unas vistas privilegiadas, su estilo atemporal y la calidad de sus materiales (maderas nobles, persianas eléctricas de seguridad y paneles solares), le convierte en una joya dentro del Parque Conde Orgaz.

En su excelente distribución destacan los espacios abiertos y luminosos. La planta baja se compone de un amplio hall por el que se accede a un maravilloso salón y sala de estar, ambos con chimenea y con acceso directo a porche, jardín y piscina. El ala derecha cuenta además con un dormitorio en suite y otros dos dormitorios gemelos con altillo para lograr una separación de ambientes entre descanso y estudio. En el ala izquierda, se encuentra la zona de servicio que consta de dormitorio en suite, amplia cocina y cuarto de lavado. Cuenta también con un aseo de invitados.

En planta primera, un nuevo hall nos conduce hasta el apartamento privado con tres dormitorios. El principal en suite con un bonito vestidor y baño recientemente reformado. Los secundarios comparten baño. Cuenta también con una sala polivalente para ocio, estudio, gimnasio.

En planta sótano, se encuentra el garaje con capacidad para seis coches así como dos salas anexas donde bien se podría acondicionar, un cine o una piscina cubierta por ejemplo.

Características

Piscina

Mapa de la Propiedad

VIDEO DE INTERÉS

¿Quién es Iman Gadzhi realmente? (Lo que no te dice su Wikipedia, sus Cursos y su Fortuna Estimada)

NOTA DE INTERÉS

La IA y el Mito del Atajo: Por Qué la Experiencia y la Lealtad Siguen Siendo Capital

La narrativa reciente ha idealizado la Inteligencia Artificial como una varita mágica que elimina la necesidad de aprender, equivocarse o adquirir experiencia. Esta visión es profundamente errónea. La realidad es que la IA es una herramienta de aceleración que facilita tareas como escribir, diseñar o analizar datos, pero jamás puede sustituir tu visión estratégica, tu juicio crítico o tu capacidad de adaptación frente a problemas complejos. Sin la base sólida de la experiencia, la IA solo proporciona resultados genéricos o mecánicos; es una herramienta sin dirección. El valor real de la tecnología reside en la amplificación de la capacidad de un profesional ya competente, no en la creación de competencia desde cero.

Otro mito peligroso es la creencia de que la velocidad de producción y el bajo coste, facilitados por la IA, hacen obsoletos los conceptos de clientes fieles y marca personal. Esto es totalmente falso. Los clientes fieles y una sólida reputación son, hoy más que nunca, la base de cualquier negocio con aspiración a la longevidad. En un mercado sobresaturado de contenido generado algorítmicamente, la confianza y la conexión humana son los únicos verdaderos diferenciadores. La IA puede ayudarte a crear, pero es incapaz de construir relaciones o forjar la lealtad que sostiene un negocio en el tiempo. Si descuidas tu marca y tus relaciones por priorizar la velocidad, todo lo que construyes se diluye en la marea de la indiferenciación.

Finalmente, la idea de que la IA ha eliminado el riesgo del emprendimiento es una fantasía. Emprender siempre conlleva riesgo. Los errores siguen costando tiempo y dinero, los productos pueden no encontrar mercado, y la competencia es feroz. La IA no puede garantizar el éxito; solo puede ayudarte a aprender más rápido y a optimizar tus procesos. Permite una mitigación del riesgo al acelerar el ciclo de prueba y error, pero el éxito final sigue dependiendo de la constancia, el esfuerzo inquebrantable y la capacidad humana de mejorar con cada intento. La tecnología es un catalizador, pero la resiliencia y la visión humana siguen siendo el motor fundamental del triunfo empresarial.